miércoles, 29 de junio de 2016

 FÁRMACOS BASADOS EN EL ADN

A principios de los años noventa, se comenzó a difundir el potencial del ADN para inmunizar a las personas. 
Los fármacos basados en el ADN están formados por plásmidos (pequeños anillos de ADN) construidos para transportar un gen hasta el interior de la célula. Cuando llegan allí, las células sintetizan la proteína codificada por el gen. Esta proteína provoca la respuesta inmunitaria que evita una futura infección por parte de ese virus.  
Las ventajas de estas vacunas son: su fabricación mucho más rápida que la de alguna de las vacunas tradicionales puesto que no es necesario cultivar ni manipular ningún virus vivo, además de no necesitar refrigeración constante. Otra ventaja es su seguridad, el sistema inmunitario no percibe los plásmidos como un material extraño ya que no provoca ninguna respuesta inmunitaria, solo atrae a las células inmunitarias.

Mecanismos de inducción de respuesta inmune por las vacunas de ADN
Las vacunas de ADN se basan en la inyección directa en el huésped de un plásmido que codifica para un antígeno de un patógeno, en lugar del antígeno proteico o del patógeno atenuado o muerto. Al ser las células del paciente las que producen la proteína, el antígeno no contiene impurezas, al contrario que en las vacunas tradicionales, donde en el proceso de purificación pueden quedar trazas de antibióticos o proteínas del medio de cultivo. La expresión del antígeno dentro de las células del huésped puede inducir una respuesta inmune completa y duradera. Esta respuesta incluye anticuerpos, aunque es frecuentemente más débil que la que se puede obtener con vacunas recombinantes, así como una activación fuerte y duradera de células T cooperadoras y citotóxicas o de respuesta celular.
Un aspecto que aún no se comprende del todo consiste en la interacción de la vacuna de ADN con el sistema inmune. Las cantidades del antígeno que se producen cuando se administra el plásmido están en el orden de los picogramos o nanogramos. Estos niveles relativamente pequeños de antígeno hacen pensar que la respuesta inmune tan fuerte y sostenida se debe al tipo de células que capturan el ADN, ya que es necesario que células especializadas llamadas células presentadoras de antígeno (CPA) capturen el antígeno lo procesen y lo presenten a otras células del sistema inmune como como los linfocitos T.

Existen tres mecanismos por el que el antígeno es procesado y presentado al sistema inmune tras lavacunación con ADN.
a) El ADN desnudo podría ser capturado directamente por las CPA, éstas células poseen en su superficie una molécula que es conocida como CMH (Complejo Principal de Histocompatibilidad) de clase II, a través de esta molécula las CPA presentan el antígeno a los linfocitos T cooperadores, dependiendo del tipo de célula cooperadora es también el tipo de respuesta que se activa, para Th1 se activa la respuesta celular, para Th2 se activa la respuesta humoral y para Th3 se activa la respuesta en mucosas. Se sabe que éste tipo de células se encuentran presentes en pequeñas cantidades en el músculo y que constituyen un potente estímulo para el sistema inmune. Tan sólo se requieren 100 CPAs para activar al sistema inmune, y ésta cantidad no es difícil de transfectar si consideramos que 8% de las células en la epidermis corresponden a CPA.
b) El otro mecanismo está relacionado con la adquisición del ADN por las células musculares y queratinocitos, las cuales no poseen CMH de clase II, en su lugar poseen CMH de clase I, que ayuda a la activación de células T de tipo citotóxico con la capacidad de destruir células que se encuentren infectadas.
c) El tercer mecanismo es una presentación cruzada, es decir, que a su vez el ADN sea capturado por una célula muscular y por una CPA.


Pero tenía varios inconvenientes. Uno de ellos era que los plásmidos no llegaban a alcanzar un número suficiente de células y por lo tanto a producir las proteínas necesarias.
Así que se pensó en nuevos métodos para introducir a los plásmidos en la célula, en nuevas formas de incrementar la producción de proteínas. Entre los distintos métodos destacan:
Los parches transdérmicos y otros sistemas sin aguja que utilizan el aire comprimido para inyectar la vacuna, introduciendo los plásmidos en la piel, donde abundan los antígenos (un tipo de célula inmunitaria). En el caso de una inyección con aguja se aplica acto seguido una electroporación (serie de impulsos eléctricos que provocan la formación de poros que facilitan la entrada de los plásmidos en las células). 
Se modificaron las construcciones gen-plásmido, retocando la secuencia genética, mejorando la estabilidad y la precisión de los transcritos génicos en forma de ARN mensajero y acelerando la producción de proteínas.
Otra mejora consistió en el empleo de adyuvantes (sustancia que se añade a las vacunas para potenciar la respuesta inmunitaria) favoreciendo a una mayor producción de células T. 
La estrategia basada en el ADN promete la administración mediante plásmidos de algunos medicamentos y de inmunoterapias contra el cáncer.
También se suministran genes de factores de crecimiento para tratar la insuficiencia cardiaca. Otro utiliza un plásmido que codifica el factor de crecimiento para tratar el retraso de crecimiento.




Fármacos que actúan sobre el ADN

Antineoplásicos
Los diferentes fármacos antineoplásicos pueden actuar sobre una o varias fases del ciclo celular o sobre los mecanismos de control de la proliferación celular. La respuesta obtenida se relaciona directamente con la capacidad proliferativa de la célula, que está determinada por el tiempo de duplicación del tumor. En general, a mayor proliferación se prevé una mayor respuesta al tratamiento citostático. En la evolución del cáncer se van produciendo nuevas alteraciones genéticas que provocan una heterogeneidad celular y, por tanto, unas propiedades bioquímicas, un tiempo de duplicación y una respuesta al tratamiento antitumoral diferentes. Estos mecanismos están estrechamente ligados a la aparición de resistencias.

Alquilantes 
Mecanismo de acción: Estos fármacos, los más utilizados en quimioterapia antineoplásica, lesionan el ADN e interfieren en la replicación celular. Provocan su acción citotóxica mediante la formación de enlaces covalentes entre sus grupos alquilo y diversas moléculas nucleófilas presentes en las células, especialmente las bases nitrogenadas del ADN. De este modo, bloquean la replicación del ADN celular y la transcripción del ARN y, por tanto, la mitosis y la síntesis de proteínas. Ejercen su acción durante todo el ciclo celular, pero son más activos sobre las células en rápida división. Los fármacos de este grupo tienen en común la toxicidad aguda ocasionada en la médula ósea en forma de mielosupresión e inmunosupresión. Además, afectan a la gametogénesis y pueden causar esterilidad masculina permanente; en las mujeres, pueden reducir el período reproductivo con el inicio de una menopausia prematura. También se asocian a un incremento notable de la incidencia de la leucemia aguda no linfocítica, sobre todo cuando se combinan con radioterapia extensa.
Ejemplos:

Ciclofosfamida. Es el agente alquilante más utilizado. Se trata de una molécula inactiva que requiere activación hepática, con la que da lugar a la fosforamida, que es el principal metabolito activo. Por ello se puede administrar por vía oral y no es vesicante cuando se administra por vía intravenosa. 
Sus principales efectos tóxicos son: mielosupresión, alopecia, náuseas y vómitos. También puede causar cistitis hemorrágica por la acción de algunos de sus metabolitos, como la acroleína, sobre el epitelio de la vejiga; una ingesta elevada de líquidos durante 24 o 48 horas puede evitar esta complicación. Es un fármaco muy utilizado en oncología y forma parte de los esquemas de poliquimioterapia, ya que se ha demostrado su actividad en diversas neoplasias (leucemias, linfomas, cáncer de mama, cáncer de ovario y sarcomas). También forma parte de los principales regímenes de inducción previos al trasplante de médula ósea. 
Dosis:  
En adultos:
- Regímenes intermitentes a altas dosis vía oral o IV (más usual):
La dosis máxima es 40-50 mg / Kg administrada una vez o en 2-5 días, repetirlo cada 2 4 semanas; estas dosis no son bien toleradas oralmente.
- Vía IV:
10-15 mg/Kg cada 7-10 días o 3-5 mg/Kg 2 veces a la semana.
- Vía oral diaria continua:
1-5 mg/Kg/día. Las dosis continuas deben individualizarse según la respuesta del paciente.
En niños: Misma dosis que el adulto.



Ifosfamida: es un fármaco análogo a la ciclofosfamida, pero requiere dosis más altas para conseguir el mismo efecto antitumoral. Se administra exclusivamente por vía intravenosa, siempre con una hidratación adecuada y mesna como medidas profilácticas. 
Dosis:
En adultos:
- Cáncer testicular refractario:
1,2 g/metro cuadrado/día IV en 30 minutos a 4 horas durante 5 días, o 2 g/metro cuadrado/día durante 3 días consecutivos. La dosis concurrente de mesna
IV recomendada es el 20% de la dosis de ifosfamida, administrada 15
minutos antes de la ifosfamida y otra vez a las 4 y 8 horas. Puede
mezclarse directamente con ifosfamida. Las últimas 2 dosis de Mesna
pueden administrarse oralmente en 2 veces la dosis (por ejemplo,
cada una el 40% de la dosis de ifosfamida) si puede asegurarse la
adaptabilidad del paciente y la falta de émesis.
- Alternativamente, vía IV mediante infusión continua:
5-8 g/metro cuadrado en 24 horas con mesna añadido en la misma concentración que ifosfamida. Sin embargo, puede ocurrir nefrotoxicidad más severa con este régimen.
En niños:
- Sarcomas (Sarcoma de Ewing y osteosarcoma): 1,2 g/metro cuadrado/día IV en 30 minutos durante 5 días, cada uno con 3
dosis de mesna IV administrada. La dosis IV de mesna recomendada es el 20% de la dosis de ifosfamida, administrada 15 minutos antes de ifosfamida y otra vez a las 4 y 8 horas. Puede administrarse directamente con ifosfamida. Las dos últimas dosis de mesna se pueden administrar oralmente en dos veces la dosis (Ej: cada una el 40% de la dosis de ifosfamida) si puede asegurarse la adaptabilidad del paciente y la falta de emesis.


Melfalán: se desarrolló pensando en el tratamiento del melanoma, por actuar de forma selectiva sobre las células tumorales que emplean de forma activa tirosina. Sin embargo, en esta neoplasia ha mostrado escasa actividad. Actualmente, su principal indicación es el mieloma múltiple y ha demostrado su eficacia, a dosis convencionales, en el carcinoma de ovario y en los linfomas, y a dosis altas, en el carcinoma de mama y en la leucemia aguda mieloide.
Dosis: 
En adultos:
- 0,25 mg/Kg/día vía oral durante 4 días; o 2-4 mg/día como dosis de
mantenimiento.
16 mg/mL IV cada 2 semanas durante 4 dosis, luego mensualmente.





Antibióticos

Pocos de los antibióticos que interfieren con las funciones del ADN son útiles en clínica, ya que no pueden discriminar entre ADN de procariotas y eucariotas. Sin embargo, han sido muy valiosos para estudiar diversos aspectos de la biología molecular del ADN.
Actinomicina – D:
Mecanismo: El hecho de tener tres anillos conjugados en un plano le permite intercalarse entre pares de bases adyacentes de la doble hélice del ADN, mientras que las dos L-treoninas establecen puentes de H con guaninas del ADN adyacentes al sitio de intercalación del antibiótico. De esta forma inhibe la replicación del ADN y su transcripción a ARNm.
Dosis:
En adultos:
- 2 mg/semana IV o 500 mcg/día hasta 5 días, repetido a las 3 o 4 semanas.
En niños:
- 450 mcg/mL/día, hasta un máximo de 500 mcg/día, durante 5 días; el ciclo se repite dentro de 3 semanas. La dosis debería reducirse en presencia de disfunción hepatobiliar.





Mitomicina
Mecaniso: Al entrar a la célula es convertida a su forma hidroquinona, que es muy reactiva, funcionando como un agente alquilante bifuncional que origina entrecruzamientos entre las dos hebras del ADN. Las consecuencias de ello son: las dos hebras no pueden separarse durante el intento de replicación, por lo que ésta se detiene.
A continuación el ADN entrecruzado es atacado y destruido por las nucleasas de la propia célula.
 Dosis:Como agente único, mitomicina se administra como dosis única IV de
10-15 mg/metro cuadrado repetida cada 6 semanas si se ha resuelto la toxicidad hematológica.
En regímenes de combinación, se administra en dosis de 5-10 mg/metro cuadrado, repetida cada 4-6 semanas.
Hasta 60 mg/semana se pueden administrar intravesicalmente en cáncer de vejiga.




Novobiocina
Mecanismo: Se unen a la subunidad B de las ADN girasas bacterianas, impidiendo el superenrollamiento negativo del ADN al competir por el sitio de unión de esta subunidad al ATP.

 Dosis:
Infeccions por gérmenes sensibles. Infecciones urinarias resistentes a otros tratamientos. Las dosis recomendadas spn de 250 mg cada 6 horas o 500 mg cada 12 horas. El tratamiento debe continuarse hasta 48 horas después de que la temperatura vuelve a la normalidad.
En los pacientes con insuficiencia renal no se requieren reajustes en las dosis




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